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Nuestro compañero Javier de Sebastián comparte su visión y conocimiento sobre los avances en la regulación de las nuevas técnicas de edición genómica en la Unión Europea (UE), y cómo estos desarrollos están impactando en la producción de alimentos y la seguridad alimentaria.
Explorando los avances en la regulación genómica en la Agricultura Europea
En el mundo de la agricultura, la innovación y la regulación van de la mano. En nuestro último artículo del blog corporativo, nos sumergimos en una fascinante entrevista con nuestro compañero Javier de Sebastián, presidente de la Asociación Nacional de Empresas Obtentoras (ANOVE).
Desde la discusión de propuestas regulatorias hasta los desafíos y oportunidades que enfrenta la industria obtentora, esta entrevista ofrece una perspectiva única sobre el futuro de la agricultura en Europa y el papel crucial que desempeñan las regulaciones en la promoción de la innovación responsable.
Continua con nosotros mientras exploramos los detalles detrás de los esfuerzos para establecer un marco regulatorio equilibrado que fomente la innovación y la seguridad alimentaria en la agricultura europea. ¡No te pierdas esta fascinante conversación con Javier de Sebastián! Gracias al Diario de Córdoba y al periodista Tomás Monago por la entrevista realizada.
El sector lleva tiempo reclamando una regulación de las nuevas técnicas de edición genómica en la UE y parece que hay avances. ¿En qué momento nos encontramos ahora?
Ahora mismo se está discutiendo una propuesta de reglamento que ha presentado la Comisión que propone regular los productos obtenidos por estas técnicas (mutagénesis dirigida y cisgénesis) en plantas, de manera que no caigan en el marco actual de los conocidos como OGM, ya que los cambios que se introducen no incorporan ADN de otras especies, y que los cambios que generan podrían haberse obtenido de forma espontánea en la naturaleza. Bajo esta regulación, se podrían comercializar los productos obtenidos ya que se liberarían de los impedimentos o condicionantes legales de los OGM transgénicos.
¿En que fase se encuentra esta propuesta?
La presidencia española, en el marco del Consejo de Ministros de Agricultura, elaboró un documento de compromiso de apoyo a la propuesta de la Comisión, que está en sintonía con las posiciones del sector, pero no se pudo alcanzar un acuerdo por muy poco margen. La Presidencia belga retomará esta propuesta para seguir trabajando en el seno del Consejo. La semana pasada la Comisión de Medio Ambiente del Parlamento Europeo avaló la propuesta de la Comisión Europea y se llevó al plenario del Parlamento europeo, donde fue aprobada. Si no se consigue cerrar el acuerdo definitivo en mayo entre Comisión Europea, países y Parlamento europeo podríamos volver a la casilla de salida porque hay elecciones europeas en junio y comenzaría un nuevo ciclo. Además, tras la presidencia belga viene la húngara, que está decididamente en contra de estas técnicas. Supondría un parón importante.
Explique qué es lo que supondría para la producción de alimentos y para la sociedad la aprobación de estas técnicas.
Aceleraríamos los plazos para introducir nuevas variedades en el mercado entre tres y cuatro años y habría un fuerte incremento de la productividad por hectárea. Es una respuesta al reto alimentario que hoy en día tiene la agricultura para alimentar necesidades de la población del futuro, dado el aumento de la demografía y los cambios de hábitos de la población. Si no disponemos de esas técnicas, a la agricultura le costará avanzar a la velocidad necesaria para dar respuesta retos producción alimentarios.
Quiere decir que sin estas técnicas estaría en riesgo la soberanía alimentaria. ¿Incluso en España, que es un país exportador de alimentos?
Sí, incluso en España. Se pondría en riesgo soberanía y la seguridad alimentaria. Europa es exportadora, pero también necesita importar determinados productos. Si cruzas esta circunstancia con el cambio climático, que tiende a reducir producciones, y con las restricciones que provoca el pacto verde europeo para lograr un menor impacto ambiental, va a llegar un momento en que el abastecimiento va a ser menor y los precios tenderán a subir. En España podemos cubrir nuestras necesidades de muchos productos, pero necesitamos importar cereales, por ejemplo, y si lo tenemos que hacer en un entorno con menor oferta y a mayores precios, afectará a nuestra balanza de pagos.
Hemos aumentado la inversión en I+D, que equivale a entre el 15% y el 20% de nuestra cifra de negocio
¿Cómo ha sido 2023 para la industria obtentora? Para los agricultores ha sido un año duro por la sequía. ¿Lo ha sido también para el sector?
Para la agricultura ha sido duro no solo por la sequía sino por el impacto del cambio climático: temperaturas más altas, más accidentes meteorológicos… Lógicamente eso impacta en la industria, porque el agricultor es nuestro primer cliente. Lo positivo es que hemos ganado visibilidad y se nos empieza a ver como una parte importante de la ecuación para conseguir la soberanía alimentaria. Pero, por otro lado, corremos el riesgo de perder competitividad si no se regulan adecuadamente determinadas tecnologías. Hemos tenido que gestionar más riesgos derivados del incremento de costes y del capital circulante. Hemos aumentado las inversiones en I+D, que equivalen a entre el 15% y el 20% de la cifra de negocio, y las amortizaciones han subido por el impacto del alza de los tipos de interés. Así que hemos consolidado nuestra posición y visibilidad pero también han aparecido nuevos riesgos que debemos gestionar.
Supongo que también el agricultor está dispuesto a pagar cada vez más por la innovación varietal.
Sí. Está cambiando. Tradicionalmente los agricultores son bastante conservadores, ya que es un tipo de actividad que requiere altos niveles de inversión y con un capital inmovilizado importante. Pero cada vez son más conscientes del papel de la innovación y de la importancia de los obtentores. Es algo fácil de ver, por ejemplo, la colza, que estaba casi desaparecida, está volviendo porque se usa en la industria y sus residuos de la obtención de aceite son una buena fuente proteica para la alimentación animal. Hemos introducido variedades híbridas que suponen una ventaja competitiva por su adaptación a la climatología. Normalmente eso va añadido a un incremento coste de las semillas, pero el agricultor valora las ventajas que le ofrece y están más dispuestos a pagar por la tecnología.
¿Piensa que la industria obtentora está lo suficientemente valorada?
Vamos ganando visibilidad, pero todavía no es suficiente. Lo vemos cuando se habla de mejora genética entre el público general, parece que hablamos de ciencia ficción y lo primero que sale a la luz es el miedo por lo desconocido. Pero cada día tenemos más visibilidad, a nivel sobre todo de sector profesional, agricultores, industria agroalimentaria, y menos a nivel de consumidor que tiene una visión distorsionada de esta industria. Es una asignatura pendiente.
¿Con qué perspectivas afronta 2024 la industria obtentora?
Tenemos un importante campo de batalla: conseguir un marco regulatorio equilibrado para las innovaciones que están llegando y poder hacer llegar a la sociedad nuestros resultados. Es fundamental eliminar incertidumbres y aportar seguridad para poder operar de la forma más eficaz. Esto nos permitiría dirigir nuestros esfuerzos e inversiones a los objetivos prioritarios. El entorno actual esta impactado por diversos eventos y conflictos que afectan a la cadena de suministro. También estamos muy pendientes del clima y de la disponibilidad de agua, que marcarán las cosechas y las producciones de semilla.